¡Oh preciada y sabrosa mandarina,
compañera ideal de la mañana!
Tu historia empieza en la vetusta China
y concluye en mi tierra valenciana.
Sutil esfera de corteza fina,
devuelves a la piel su edad temprana:
eres indispensable en la cocina
junto a tu fiel amiga la manzana.
Tras mondarte no deja de venirme
un mar de espuma cómplice a la boca
que ni sorbiendo sin parar rebajo.
Repleta estás de carne estriada y firme,
tu choque con mi paladar provoca
una dulce explosión en cada gajo.