Dos faros apuntando al infinito
siguen distintas sendas sin cruzarse.
Un par de manos en intenso rito
se funden para nunca separarse.
Eres más que una grata compañía,
eres sol, luna, luz de primavera:
la soledad de la mañana fría
cesa con tu mirada, compañera.
Tu imagen crea música en mis ojos,
música de románticas canciones;
sonríen al cantar tus labios rojos,
como sonríen nuestros corazones.
Convencido, mi vida a ti consagro,
de tu cariño mi cabeza inundo:
tus dulces gestos obran un milagro,
me hacen el hombre más feliz del mundo.
Cuando la piel me luzca encallecida
habré usado mis años en quererte.
Sígueme en mi paseo por la vida,
besémonos al traspasar la muerte.